Martirio y traslado del Apóstol Santiago.
"... En su regreso a Jerusalén se vió en una realidad persecutoria y adversa hacia los cristianos, principalmente hacia los Apóstoles. En ese entonces, Herodes Agripa, Rey de Judea había ordenado matar a Santiago y a su hermano Juan, apresando a Pedro y logrando el aplauso de los judíos.
Santiago encontró su martirio en el año 43, siendo el primero de los 12 Apóstoles en ser martirizado, tuvo la dicha de tener una muerte similar a la de Jesús; después de haber estado predicando, fue arrestado, y luego lo llevaron al Monte Calvario; durante el recorrido fue capaz de ir convirtiendo a la Fe de Cristo a varias personas, cuando los centinelas ataron sus manos les dijo: “Vosotros podéis atar mis manos, pero no mi bendición y mi lengua”. En el camino curo a una persona que padecía de reuma agudo, dicha persona clamo al Apóstol que le diera su mano y lo sanase, a lo que el Santiago respondió: “Ven tú hacia mí y dame tu mano” este hizo caso y sano inmediatamente. Josias, quien lo había entregado a los soldados, le imploro su perdón, confesándole su conversión, este lo perdono y le pregunto si deseaba ser bautizado, Josias le respondió que si y fue cuando el Apóstol le dijo: “Tú serás bautizado en tu propia sangre”. Y así se cumplió más adelante, siendo Josías asesinado posteriormente por su fe. Cuenta la historia que en el último tramo, dirigiéndose hacia su Martirio en el mismo lugar donde antes había sido Crucificado Jesucristo, respondiendo al pedido de una madre, curo a un niño ciego quien desde ese momento en adelante recupero su visión. Una vez llegado al Monte Calvario, Santiago fue atado a unas piedras. Le vendaron los ojos y lo decapitaron. Sus restos permanecieron un tiempo en Jerusalén y luego terminaron en Hispania.
Estudios serios no guardan unanimidad respecto al modo en que sus restos llegaron a Hispania.
Para unos, arribaron a la actual España, en un barco, sin vela, ni timón, ni tripulación, y que sus restos fueron depositados en un duro bloque de granito, ablandándose este para que recibiera un adecuado entierro como reza su Letanía; para otros sus restos fueron trasladados por sus discípulos hasta Hispania, siendo enterrado en Galicia.
Lo que si es preciso es el hecho de que sus santos restos permanecen en la Catedral de Compostela que lleva su nombre. Actualmente -continuando la costumbre de origen medieval- la Catedral de Santiago de Compostela es visitada por miles de Católicos, quienes previamente realizan el camino evangelizador que Santiago llevo a cabo por esas tierras..."